
"El Hubble no es sólo un satélite. (representa) la búsqueda de conocimientos de toda la Humanidad", señaló Grunsfeld antes de cerrar la escotilla del transbordador Atlantis, que realizó la última misión de servicio y modernización del observatorio.
Las tareas realizadas por Grunsfeld y su compañero de caminata espacial Drew Feustel permitirán al observatorio sobrevivir en el espacio otros cinco años más.
Pero una vez que se agoten sus sistemas y dejen de funcionar sus baterías, el instrumento que llevó las fronteras de la astronomía a límites sin precedente quedará abandonado y convertido en un trozo más de basura espacial.
Ha sido "un formidable despliegue" de lo que puede lograrse mediante "las herramientas y el ingenio humano", y a más de 25.000 kilómetros de velocidad girando en torno a la Tierra, agregó.
Grunsfeld aseguró que las tareas realizadas en el observatorio son una prueba de que se pueden resolver otros problemas tan difíciles como los de la energía y el cambio climático.
Para los científicos, el Hubble todavía puede contribuir mucho a la ciencia en los cinco años que se le dan de vida activa y sus descubrimientos se sumarán a los muchos que ya ha hecho desde que fue puesto en órbita por el Discovery, hace 19 años.









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